Shinsekai yori





¿De qué trata Shinsekai Yori?
En el mundo de Shinsekai Yori, hubo un brote del 0.1% de la población que desarrolló una forma de psicoquinesia llamada Cantus, el poder de manipular materia y fuego con la mente, lo que llevó a un período oscuro en la historia de la humanidad una vez que sus usuarios, conscientes de este poder de proporciones divinas, recurrieron a la violencia. Luego de esta época de caos con regímenes instalados y derrocados en sucesión, la facción de la humanidad psíquica se asentó en aldeas aisladas del resto del mundo, con sus propias normas para mantener su frágil estabilidad, creando un Nuevo Mundo con complejas reglas e implicaciones morales.La serie nos narra la historia de Saki Watanabe, una niña de 12 años de la aldea de Kamisu 66 y su grupo de amigos a medida desenvuelven lentamente las verdades de su mundo, como llegaron a su estado actual, y nos presenta una única historia de madurez en la que los vemos crecer y encontrar sus destinos en esta supuesta pacífica utopía con abundantes recursos a disposición de la humanidad.     



Historia/Desarrollo 
El anime está basado en una novela con formato tradicional de tres actos/arcos, escrita por Kishi Yusuke. En un foco más concreto y crítico, la historia en Del Nuevo Mundo se desenvuelve lentamente en el transcurso de sus 25 episodios, a un paso que puede a veces resultar hostil hacia los espectadores, pero que recompensa su estadía con un explosivo arco final. Al comienzo de la misma tenemos una sucesión de eventos que sutilmente nos muestran cómo funciona el mundo y ha llegado a su estado actual. Estos eventos no tienen una dirección clara ni hay una meta definida, por lo que depende de la intriga que tales sucesos creen, y cómo se relacionen con lo que la historia quiere contar. Por suerte, la construcción del mundo en Shinsekai Yori es brillante. Viendo como la trama se desenvuelve desde los ojos de Saki, descubrimos el mundo con ella, y lentamente mitos, leyendas, fantasía e idealismo van destruyéndose a medida nos encontramos con una historia de ciencia ficción dura, con reglas complejas y consistentes, y una fría sucesión de realidades que reflejan conflictos morales sobre la dinámica del poder, Derechos Humanos y Civiles que pueden aplicarse a nuestros propios tiempos como espectadores. Todos los diseños, fauna, flora y locaciones tienen una razón de ser como son, y cada órgano presentado en la sociedad tiene un rol claro en la misma, así como en la historia y su desarrollo.






   El segundo arco reduce el paso de la historia para concentrarse en el efecto que tienen estas revelaciones en la psicología de nuestros personajes, explorando relaciones interpersonales, con el sistema y el resto del mundo, completando y atando los cabos que la primera parte expone. Algunos de estos personajes toman decisiones que tendrán un efecto muy presente en el resto de la historia, y su destino en el mundo se hace progresivamente más claro. Estos dos arcos contienen dos necesarias escenas de exposición de duración considerable para aclarar lo que se está mostrando, pero a su vez el anime deja mucho contenido simplemente implicado, y no apabulla al espectador contando cada pedazo de información disponible. En Shinsekai Yori existe cierto balance en “mostrar” y “contar”. Hay suficiente explicación para no perder a la audiencia, y suficiente información implícita para que descubra que es lo que ocurre por su cuenta.
Estos dos primeros arcos contienen 16 de los 25 episodios de la historia, y constituyen una lenta progresión de eventos, algunos con mayor seguimiento lógico que otros, que desembocan en la lluvia de eventos que inunda el arco final de la serie. Ya en este segmento, las motivaciones y metas de los personajes, que hasta ahora eran un misterio, se hacen evidentes, y la trama golpea fuerte como un tren de carga a máxima velocidad; aparece una meta clara que da un fuerte sentido de urgencia con mucho en juego. Es aqui donde la verdadera sustancia de Shinsekai Yori se muestra. Los eventos exponen la naturaleza de los humanos respecto al poder, y como facciones aledañas responden a esta dinámica. Series distópicas como por ejemplo Psycho-Pass, pecan de mostrar muchos lados interesantes de su mundo y fallar en integrarlos a su trama principal; los suman cuando resulta conveniente u omiten hacer esto completamente. El antagonista de Del Nuevo Mundo crea un plan de gran complejidad, y las distintas partes del mismo integran cada elemento presentado previamente en la serie, lo que es símbolo de un trabajo de calidad, que no deja nada al azar, más allá de menores agujeros y conveniencias que poco afectan al producto final.El final de la serie plantea un conflicto moral en el espectador con pocos precedentes, dado que ambas partes del mismo tienen motivaciones coherentes para hacer lo que hacen, sin que se presente a ninguna de las dos como unilateralmente buena o mala. A su vez plantea, sin explicitar, muchas preguntas acerca de sus temas humanísticos, que dan mucho para pensar una vez terminado el anime.Finalmente, Shinsekai Yori recorre un abanico de géneros considerable para una serie de su duración. Utiliza efectivamente recursos cinematográficos para generar suspenso, horror, drama, relaciones románticas y da suficiente impacto a sus esporádicas escenas de acción, a pesar de ser una serie de bajo presupuesto. Otorga suficiente variedad a su contenido para mantenerse medianamente entretenida incluso en sus partes más densas, a pesar de ser una obra que se concentra fuertemente en construir su mundo y comunicar su mensaje.






Personajes 
Los personajes principales de Shinsekai Yori son adecuados para el mundo que intenta construir. Son gente común en una utopía, que descubren pasiva y lentamente la naturaleza de su ambiente, y en parte por eso, son también el eslabón más débil del anime. Ninguno de ellos es particularmente proactivo, ni posee una ideología radical que tenga un efecto realmente significativo en el desarrollo de la historia, y es más bien el desarrollo de esta lo que los lleva a actuar. Son meros papeles en blanco con algunos rasgos de personalidad que los distinguen, y desde un punto de vista crítico más frío podrían considerarse débiles, pasivos, reaccionarios, e incluso aburridos. Sin embargo, el rol de un personaje es ser el nexo entre el espectador y la historia, y el hecho de que sean gente común que fuera de sus roles en la historia sean a grandes rasgos intercambiables es parte del punto, ya que en su mundo sufren un fuerte grado de regulación e intensivo control de ambos, conducta y pensamiento, que hace que no desentonen y sean consistentes tanto con el universo en el que se sitúan, y con los temas que se quieren explorar. Todos estos detalles son mostrados en la historia.Uno de los principales errores de Psycho-Pass como distopia (como descargo, ya que no odio la serie, sigue siendo un entretenido thriller de acción con interesantes conceptos de ciencia ficción), es el hecho de que casi no muestra como interactúa el ciudadano común en su mundo, ni cómo es afectado por el, y decide concentrarse en quienes ejercen la autoridad, con su villano estando fuera del sistema,lo que es un tanto hipocrítico.Shinsekai Yori nos muestra enteramente cómo vivir en el mundo presentado afecta el crecimiento de estos personajes, como las revelaciones afectan su psicología y su rol en la sociedad. Satoru es un personaje que podría considerarse débil a pesar de todo, ya que a pesar de estar presente constantemente, fuera de su rol social, es de los menos afectados incluso después de los traumáticos eventos de la serie.Luego están los personajes secundarios, que con gran variedad de personalidades, diseños, edades, posturas y roles, compensan esta falta de empatía que puede haber hacia los personajes principales, al ampliar las dimensiones de este universo y dar vida propia al mundo, al punto que el mundo mismo puede considerarse un personaje principal (destaco los personajes de Shisei, Tomiko y Kiroumaru). Finalmente, el antagonista principal, es genuinamente un personaje complejo, con motivaciones bien fundadas, y métodos cuestionables que lo hacen un fuerte personaje maquiavélico una vez tenemos introspección de el sobre el final del anime. Nunca se le da enteramente ni la razón ni la culpa, y se le deja al espectador tomar una postura, o incluso extrapolar las ideas presentadas a nuestro mundo actual.     
Presentación audiovisual 

Sonido: La banda sonora de Shinsekai Yori presenta una mezcla de piezas de piano, cuerdas, coros, diferentes efectos de sintetizador lamentablemente de calidad a veces buena, pero en general media o baja, y tiene por insignia un tema principal compuesto por un coro y banda con guitarras eléctricas y batería, que es sumamente distintivo y encaja perfectamente con el ambiente cada vez que es usado. Y es usado mucho, para bien o para mal, aunque el hecho de que está dividido en tres partes le da un buen rango de usos antes de que se vuelva viejo. Además hace buen uso de uno de los movimientos más tranquilos de la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvorak, lo que le da ambientación y refuerza la identidad de la serie.
La gran mayoría de esta banda sonora está usada competentemente, y evoca el sentimiento que requiere la escena independientemente de la calidad de la pieza misma, sea tranquilidad, resaltar lo sombrío, suspenso o catarsis. A su vez los seiyuus hacen una buena perfomance en general, destacándose Taneda Risa como Saki, quien logra vendernos el desarrollo de Saki en sus etapas de niña, adolescente y adulta. 




Apartado visual: El verdadero talón de Aquiles de esta serie es lo visual. Su principal debilidad es que la forma en la que A-1 Pictures produce sus trabajos es contratando FreeLancers que trabajen para dirigir un bloque de episodios, animar ciertos cortes o pintar tantos fondos. La producción de Shinsekai Yori, en consecuencia es terriblemente inconsistente, con el arte y diseño de personajes cambiando completamente durante un episodio en el que se vuelve sumamente evidente y molesto y otro en el que extrañamente añade al ambiente del episodio en cuestión . Aun así el movimiento, salvo en escenas clave, tiene pocos fotogramas, es tosco, el diseño de personajes aunque cambien constantemente de ropas (lo que es un mérito y añade al realismo) es muy simple para estándares modernos y ciertas elecciones de ángulos de cámara llaman la atención y distraen por la poca relevancia o incluso la redundancia que tiene lo que se está mostrando.

Aun así, Ishihama imprime cierta identidad visual que evoca un distintivo sentido de misticismo cuando es necesitado (sobre todo en escenas que se meten en la consciencia de nuestra protagonista), y hay momentos en los que la serie se ve extraordinariamente bien, con fondos espectaculares así como animación fluida y gráfica, que está bien reservada para momentos climáticos de la serie. Es suficiente para poner al apartado visual por encima de la media.



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